Todos sabemos la importancia de mantener un estilo de vida saludable, en el que mantengamos una actividad física adecuada y una alimentación equilibrada. Es tan beneficioso a nivel físico como mental, ya que el ejercicio además nos proporciona un alto nivel de bienestar. El problema es que muchas veces nos encontramos algo perdidos a la hora de comenzar a practicar algo de ejercicio y es precisamente ese momento el más importante, puesto que si no lo hacemos bien nos podemos lesionar, o sencillamente nos podemos cansar de no obtener resultados. Por ello, aquí te proponemos algunas recomendaciones:
1. Revisa tu salud. Lo primero que debemos hacer es consultar a un especialista para que nos realice una prueba o examen físico y poder para determinar nuestro estado antes de comenzar cualquier rutina de ejercicio. Así evitaremos lesiones y conseguiremos mejores resultados.
2. Hacer un plan de entrenamiento con objetivos. Para ello hay que ser realista, y configurar nuestro plan conforme a nuestra capacidad, pero también ambicioso y fijarnos metas que nos motiven e inciten a mejorar.
3. Crear un hábito. Lo más importante del entrenamiento es la adherencia al mismo. Crear una rutina que nos lleve a entrenar según nuestro plan, no valen las excusas. Los objetivos se conseguirán solamente si somos constantes en el medio-largo plazo.
4. La importancia de descansar. Tan importante como el ejercicio en sí, es respetar unos horarios de descanso adecuados. Gracias a un correcto descanso podemos ayudar a nuestros músculos.
5. Mide tus progresos. Ten cuantificados tus resultados y compáralos con tus objetivos. Ver cómo vas progresando es uno de los aspectos más satisfactorios de practicar deporte. Si por ejemplo quieres perder peso o ganar músculo, apunta tu evolución, eso te ayudará a seguir mejorando.
6. No te rindas. Se dice que las personas sobreestimamos nuestra capacidad para hacer cosas en el corto plazo, pero subestimamos nuestro potencial en el largo plazo. Esta es precisamente la clave del éxito en el entrenamiento, no rendirse y tener confianza en nuestro potencial en el largo plazo.